Ficción V: Epitafio III - Confesión a un amigo

 "..y cuando me vaya quedarán los pájaros cantando..."

Epitafio del peota español Juan Ramón Jiménez
Buenos Aires, 4 de septiembre de 1957


Tengo que confesarte, amigo, que no he sido sincero contigo; no he podido. Espero que entiendas, nunca fue fácil vivir con esto, mucho menos contarlo; y ya hace un año que sé que tendré que responder a ellos, y eso significa que esta será la ultima carta que recibas de mí. No necesito que me creas, solo busco desahogarme: puedes pensar, si lo prefieres, que es el último atisbo de cordura de un loco. Con esta carta, de todos modos, adjunto una foto de la semana pasada en mi nuevo país; hace ya 10 años que escape de nuestro pueblo, 10 años en que no nos hemos visto, querido amigo. En la foto me veras con un diario actual, y su fecha (creo que es necesario, para que en parte creas mi historia).

Lo primero que debes saber es que mi nacionalidad no es francesa, ni nunca lo fue, y para estos momentos me considero un hombre del mundo y no de un país concreto; también debes saber que no escape de Franco, sino de una Europa que ya no poseía lugar para mi, no por mis ideales políticos, sino por que ya había pasado por todos sus pueblos y luchado muchas batallas por ese continente. Pero hace 324 años fui un ingles, con una familia, con una vida, con esto que me toca vivir. Espero que ahora comprendas, querido amigo, por qué escapé: no podía estar mucho más tiempo en Valencia. Es por eso que jamás he tenido una cicatriz, por eso sobreviví a Guernica, cuando nuestros amigos y conocidos morían, por eso fui lo único que encontraste en las ruinas. Pero para nuestra desgracia, más que un milagro fue este peso, esta responsabilidad, esta maldición la que me mantuvo con vida: este mal que me aqueja es lo que no me permite morir o envejecer, es este mal lo que me hace un trotamundos, con muchas vidas y nombres.

En lo que llevo en este mundo he visto perder amigos, hijos y familias, sufrir; por constantes guerras y cambios políticos, donde he entendido la naturaleza del poder humano.

Sin embargo, esto no es nada con respecto a los otros horrores que mis ojos han presenciados, cosas innombrables e incomprensibles. Desde ese Septiembre del 1666, mis ojos han sido malditos con ver lo que los demás no ven, mis sentidos han cambiado, y en estos momentos entiendo por que los perros ladran en las solitarias noches, de que se asustan los gatos, y que es lo que aterroriza a los niños. No estamos solos, no somos los únicos habitantes de esta tierra; su fauna y seres son de los mas variados y misteriosos. No necesito decirte que nada de lo que presencié en estos 291años, solo que son cosas que escapan a nuestra realidad y entendimiento, donde los horrores ocultos acechan y los miedos mas viscerales del hombre.

En este momento, deberás creer que estoy loco, que buenos aires se ha llevado mi cordura y mi sanidad mental se ha perdido en estas calles porteñas, pero como dije antes, solo necesito amigo, desahogar este peso, descargar un poco de esto. Perdona Juan que no pueda dar mas detalles, pero no puedo arriesgar a que ellos no permitan que te llegue, no puedo. Ellos me han dicho, que cuando sea mi turno del "descanso", tendré tiempo para hablar con cada uno de ustedes y podre saldar estas cuestiones.

Ahora me esperan en mi living, nos movemos al norte; así que nuevamente dejare esta vida para convertirme en alguien nuevo, otra vez tendré que empezar de cero, y estas son las ultimas palabras que escribiré como Jaques Leqlerc.

Espero que tengas un descanso pleno amigo y que cuando te vayas dejes los pájaros cantando.

Atte. Howard Dylan Krause

PS: Me pareció correcto con esta última carta, firmar con cual fue mi primer nombre, el cual en su momento significo mucho y que ahora no es más que un insignificante hecho del pasado.

No hay comentarios.: