Interés, atracción, deseo, sexo y amor.


No hay atracción sin deseo, y  no hay amor si no hay interés.

Discutir el amor, es entrar en una discusión bizantina (una discusión que no acaba) ya que el mismo muta y cambia totalmente entre persona y persona, es una percepción subjetiva que puede compartir puntos en común entre distintos individuos pero siempre es distinto. Igual quiero hablar de amor, pero desde otro lugar, desde mi subjetividad y haciendo foco en lo que lo rodea.

Ahora hablar de deseo es algo más fácil de desarrollar por que deja menos espacio a la libre interpretación, ya que el deseo tiene que ver con la posesión y la realización. Es ese sentimiento, esas ganas de hacer algo, de obtener algo. El deseo puede generar ansiedad, puede animarnos a dar un paso (muchas veces en falso), como también cuando es incontrolable a perder parte de nuestra humanidad en el momento que roza la locura antisocial.

En el sexo el deseo es la necesidad, las ganas, de poseer el cuerpo del otro, para el propio placer, o el placer del otro, es la entrega desenfrenada que va por más, siempre por más, el amor entra en la sensación de deseo infinito por el otro, cuando se trata de una relación sexo afectiva. Sin embargo muchos desde la experiencia personal podemos empezar a ver que el deseo fluctúa, y esto tiene que ver con el sentido de realización al llevar a cabo el deseo. ¿Dónde queda el amor acá? Si no cumple con el rol de sostener el deseo en el tiempo, entonces no es amor de una relación sexo afectiva, es un amor paternal, y es común que las parejas muten de un amor de deseo a un amor paternal, o que incluso empiecen desde ese punto de partida, no deja de ser amor, pero es otro amor.




No puede haber relación sexo afectiva sin sexo, y ahí es donde entra la atracción, y es de nuevo entrar en el análisis de nuestros patrones, que es lo que nos gusta y que es lo que buscamos, analizar la sexualidad desde lo individual es un ejercicio sano, que no lleva a descubrir que es lo que buscamos y sobre todo que es lo que deseamos desde lo carnal. Después el deseo también se ve impulsado por los aspectos más paternales del amor, el cuidado, la atención, la demostración continua de interés que se termina traduciendo en atracción y deseo.

Entonces la preguntas que me vienen a la cabeza en estos momentos es, ¿Si se que no hay deseo? ¿Por que me angustio? ¿Por que me frustro? ¿Acaso mi deseo es más grande? ¿Al punto que no lo puedo controlar?

Un amigo me decía que admiraba esa capacidad de romper paredes a cabezazos, en sus palabras era increíble que el quería advertirme que voy a "darme la cabeza con la pared" (en referencia a una situación que no voy a poder solucionar) y que al final a cabezazos terminaba pasando por la pared (haciendo referencia al ingenio e insistencia, rozando lo temerario). Esta situación o anécdota, ¿Característica tal vez?, siempre la nombro con un dejo de orgullo, sin embargo en las cuestiones de deseo y amor me cuestan, por que no hay cabezazo o fuerza de insistencia que me haga tirar las paredes que me encuentro.

Este patrón que a veces veo en mi vida, de atraerme de ciertas personas que son paredes que jamás voy a romper, donde me producen una sed terrible de ellas, sin embargo yo no tengo ese impacto, donde me veo en procesos largos de aceptación que me generan una enorme disconformidad, grandes esperas que siempre lamentablemente tienen el mismo destino, la decepción, pero no una gran decepción, no es un solo golpe que me doy con la pared, y listo; son una sucesión de golpes esperando que algo pase, esta atracción al castigo que tengo que parece no tener fin.

Me embriago con el ideal de lo que hay pasando el umbral; umbral que jamás logro atravesar, ya que solo me encandilo con lo que hay por fuera del muro, generalmente este amor que surge de lo superficial (no de la belleza física, si no de lo poco que veo de la superficie del muro donde elijo golpearme) se desvanece cuando en el dolor del desamor veo realmente lo que había atrás de la pared, por lo general una persona rota, mas allá de todo tipo de redención.




Un ejemplo es la persona con la que intente hacer una relación a finales del 2019, alguien que creí conocer, mas allá de las "banderas rojas" que vislumbraban en el horizonte, había una persona con ataques de neurosis irreparables, dependiente de los padres que jamás pudo salir de su casa o conformar un vinculo fuera de que la mantengan (ni trabajar sabía), sin embargo mas allá de todo eso, de lo obvio y la advertencia de gente que la conocía, yo ahí fui y me metí, con todo lo que tenia que dar, para traspasar la pared del deseo, encontrarnos y verme en la cama de nuevo, con alguien que no me desea, charlar y verme hablando con alguien desequilibrado, intentar compartir y ver que no hay nada para compartir. De nuevo las paredes que no puedo romper, someterme a los tiempos y procesos ajenos de personas desequilibradas parece ser un patrón que poco puedo hacer para romper, meterme donde no hay deseo o posibilidad de amor.

Si me vas amar, quiero que me ames desde el deseo desenfrenado.

Estar enamorado de alguien que le cuesta hablar o entablar confianza con uno es terrible, te lleva a cada vez entregar más tu individualidad, solo para generar confianza, ceder y ceder, cuando la única verdad es la realidad, y la realidad es que quien decide no confiar no va confiar nunca si no lo desea hacer, no pasa por uno, no depende de nuestras acciones, si no por las elecciones del otro. Alguien que no te desea no te va a desear solo por estar en la situación que esa persona te mete, lo único que podes hacer es seguir tu vida.

Si no hay deseo que no haya nada, por que sin deseo no hay amor, sin amor no hay interés, y sin interés no hay atracción.

Salud

Atte. Meditando sobre el pasado.


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